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Columna de BBVA

Kan Chen, BBVA



La guerra comercial entre EEUU y China: “el nuevo normal”

10/10/2019

La guerra comercial entre EEUU y China es el “nuevo normal”. Desde enero de 2018, el arancel de importación promedio que aplica Estados Unidos a los productos chinos ha subido del 3 al 23 por ciento; en respuesta, China ha aumentado sus aranceles del 7 al 24 por ciento a EEUU

Aunque EEUU fue el impulsor y defensor de un sistema multilateral de comercio basado en reglas, en ocasiones ha recurrido al uso de políticas ad hoc para reducir su déficit comercial. En los años 80, Japón se vio forzado por la administración Reagan a restringir “voluntariamente” su exportación de automóviles, pero el déficit no disminuyó, y la restricción quedó obsoleta en los 90. Aun así, la administración Trump vuelve a centrarse en la idea de elegir un socio principal para disminuir su déficit.

La balanza comercial de un país se puede descomponer en dos factores: (1) la estructura de importaciones y exportaciones y (2) la apertura comercial.

El primero se mide por la ratio entre la balanza comercial y el valor total del comercio: (exportaciones - importaciones) con el país / (exportaciones + importaciones) totales de EEUU Si el comercio con China hubiese afectado significativamente a la economía norteamericana, esta ratio debería haber aumentado desde 2001, cuando el país asiático se unió a la OMC. Sin embargo, la ratio era de -0,18 en 2001 y de -0,15 en 2018. El comercio con China no ha alterado la estructura de importaciones y exportaciones de EE.UU.

El segundo factor, la apertura comercial, se mide por la ratio entre el comercio total y el PIB, lo que completa la identidad que lleva a la balanza comercial. En Estados Unidos esta ratio aumentó del 0.22 en 2001 al 0.27 en 2018. La economía es un 20 por ciento más abierta que en 2001. Por tanto, dada su estable estructura comercial, el aumento del déficit norteamericano con China se explica por su mayor apertura, y reducir el déficit implicaría cerrarse comercialmente. Pero la autarquía no es una opción para EEUU

Es poco probable que ambos países firmen un acuerdo comercial amplio. Por una parte, el presidente Trump exige la reducción drástica de los déficits comerciales, algo imposible sin acercarse a la autarquía. Y, por otra, el plan «Made in China 2025» revela la ambición del gigante asiático de ascender en las cadenas globales de valor, con lo que a largo plazo reduciría sus exportaciones de bienes de consumo y seguramente competiría más directamente con los productos de EEUU

No obstante, a corto plazo, dada la incertidumbre política en Estados Unidos, es posible que Beijing opte por esperar para reanudar las negociaciones al resultado de las elecciones presidenciales.

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