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Columna de BBVA México

Arnulfo Rodríguez y Carlos Serrano, BBVA México



Cuenta corriente confirma debilidad económica del primer trimestre del año 

28/5/2020

Después de haber registrado 25.3 mil millones de dólares en 2018, el déficit de cuenta corriente disminuyó significativamente hasta ubicarse en 4.3 mil millones de dólares en 2019. En términos de PIB, el déficit de cuenta corriente se ubicó en 0.2%.

La información correspondiente al primer trimestre de 2020 indica que la cuenta corriente registró un déficit de 982 millones de dólares, cuya cifra anualizada equivaldría a 0.3% del PIB. 

Para 2020, prevemos que el déficit de cuenta corriente sea aproximadamente de 3.7 mil mdd (0.4% del PIB).

Al analizar el comportamiento de la cuenta corriente correspondiente al primer trimestre de 2020, ésta registró un déficit en contraste al superávit observado en el cuarto trimestre de 2019. Ello se explica principalmente por el mayor déficit en la balanza del ingreso primario.

Cuando comparamos el comportamiento del déficit de cuenta corriente durante el primer trimestre de 2020 vs. el mismo lapso del año previo, podemos notar que la disminución en dicho déficit por 10.2 mil millones de dólares (mdd) se debe principalmente al mayor superávit mostrado por la balanza de mercancías no petroleras y, en menor medida, al menor déficit en la balanza del ingreso primario.

En relación con la Inversión Extranjera Directa Neta (IEDN), este indicador registró 9,062 millones mdd en el primer trimestre de 2020 vs. 11,342 mdd en el mismo trimestre del año previo. Es decir, la IEDN mostró una contracción anual de 20.1%. Al analizar la información histórica (a partir de 2006) de la IEDN correspondiente al primer trimestre, es importante mencionar que dicha contracción ha sido la cuarta mayor registrada. La anterior mayor contracción para un primer trimestre del año ocurrió en 2015 cuando la IEDN mostró una variación anual de -21.4%.

El mucho menor déficit de cuenta corriente en el primer trimestre de 2020 vs. el mismo lapso de 2019 así como la significativa contracción anual en la Inversión Extranjera Directa Neta son reflejo de que la debilidad económica del país continuó durante los primeros tres meses del año. La anticipada fuerte contracción económica para 2020 aunada al nuevo entorno político nacional que frena la inversión privada dificultarán la recuperación de la IEDN a pesar de la entrada en vigor del T-MEC en julio de este año.

Valoración

Nuestra previsión de un déficit de cuenta corriente de 0.4% del PIB para 2020 implica que el país entrará en una fase de fuerte contracción económica donde las importaciones de bienes caerán más en términos anuales que las exportaciones de mercancías (-6.60% vs -4.80%).

No obstante, dicho déficit cercano a cero no sugiere que haya una situación de vulnerabilidad por los choques externos que han sido provocados por la pandemia del Covid-19.

Si bien prevemos una disminución significativa en flujos externos (caídas en la tenencia extranjera de inversión de portafolio, remesas e ingresos por turismo internacional de 9,000 mdd, 11,900 mdd y 6,700 mdd, respectivamente) para 2020, no anticipamos un problema de balanza de pagos dadas las cuantiosas reservas internacionales del Banco de México (186,922 mdd al 15 de mayo), la línea de crédito flexible del FMI por 62,000 mdd y el hecho de que el bajo nivel del déficit de cuenta corriente como porcentaje del PIB no presenta problemas para su financiamiento.

En buena medida pensamos que esta ausencia de desequilibrios externos permite prever que el peso se vaya a apreciar una vez que la aversión global al riesgo comience a disminuir.

Con relación al pobre desempeño que la IEDN ha venido mostrando desde 2019, éste podría deberse a factores internos asociados a la incertidumbre de las políticas públicas (p. ej., las cancelaciones del aeropuerto de Texcoco y de la planta cervecera de Constellation Brands, la controversia legal en torno a los contratos de gasoductos y las desfavorables nuevas reglas del juego para la inversión en energías renovables) y, en menor medida, a factores externos relacionados con el T-MEC y el menor crecimiento de la manufactura global. Para contribuir al incremento de los flujos de IED hacia México en los siguientes años, será necesario revertir las señales de incertidumbre que se han enviado a los inversionistas que solamente están ahuyentando la inversión privada tanto externa como interna.

No pensamos que exista un problema estructural para financiar el déficit de cuenta corriente. Si dicho déficit regresara a niveles alrededor de 2.0% del PIB en los siguientes años, sería debido a una recuperación de la actividad económica que a su vez se vería acompañada de relativos mayores niveles de IEDN y de inversión de portafolio.

Por su parte, niveles reducidos de déficit de cuenta corriente cercanos a cero podrán ser financiados cómodamente con los montos de IEDN y remesas internacionales aun suponiendo que estos disminuyeran de forma considerable debido a la pandemia.

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