1/2/2021
El grado
de incertidumbre en torno al desempeño que tendrá la economía del país este año
es mucho mayor al usual. Por ejemplo, antes de la pandemia, a estas alturas del
año, los pronósticos de crecimiento del Banco de México se presentaban en
rangos de un punto porcentual entre el escenario más pesimista y el más
optimista. En esta ocasión, el rango es casi cinco veces mayor, pues la
previsión en el límite inferior es de 0.6%, mientras que en el superior es de
5.3%. De igual forma, las previsiones de analistas del sector privado muestran
un nivel de dispersión significativamente mayor al observado en años previos.
Esta alta
incertidumbre se explica, desde luego, por la pandemia. Si aparecen nuevas
cepas que aceleren el número de contagios y el proceso de vacunación continúa
lento, la economía crecerá menos y viceversa. Es por ello, me parece que el
rango de previsiones del Banco de México es acertado.
En BBVA
México tenemos un pronóstico puntual de crecimiento para 2021 de 3.2% (creo que
sería más apropiado presentar rangos, pero el mercado así nos lo exige a los
analistas). Recientemente lo revisamos desde un 3.7% al considerar que las
nuevas medidas de distanciamiento social anunciadas a mitad de diciembre para
la Ciudad de México, el Estado de México y otras entidades resultarán en una
tasa de crecimiento negativa para el primer trimestre de este año y que la
debilidad se extenderá hasta por lo menos el verano.
Nuestro
indicador adelantado señala que el consumo, que se venía recuperando de forma
sostenida debe haber tocado piso en abril, volvió a decrecer a partir de
noviembre, cuando se aceleraron los contagios y que esta desaceleración se
tornó más pronunciada a partir de mediados de diciembre, cuando se adoptaron
dichas medidas.
Además,
el muy lento avance en el proceso de vacunación -México se ubica en los últimos
lugares de entre los países que han comenzado a inocular a su población
permiten prever que la inmunidad de rebaño se alcanzará más tarde que lo que se
había estimado a finales del año pasado.
En todo
caso, aun si se materializa el escenario más positivo del Banco de México,
estaremos hablando de una recuperación gradual e incompleta. En 2020 la
economía habrá caído 8.5%. Ello significa que para alcanzar el mismo nivel que
se tenía en 2018 (y digo 2018 porque hay que recordar que en 2019 hubo una
contracción) la economía tendría que crecer casi un 10%. Estimo que no
alcanzaremos el nivel de PIB que teníamos en 2018 sino hasta 2023.
Hay
quienes piensan que el crecimiento será más cercano al 5% debido a que el
estímulo fiscal que anunció el presidente Joe Biden (es para mí un gran alivio
ya no tener que escribir el nombre de su impresentable predecesor) se traducirá
en un impulso significativo para la economía de Estados Unidos y de la misma forma
para la mexicana. Coincido en que dicha expansión fiscal resultará en una mayor
recuperación de la economía de nuestro principal socio comercial, pero me
parece que no será suficiente para ver crecimientos elevados aquí.
Lo
anterior se debe a varios factores. Primero, todavía no conocemos el monto que
tendrá el estímulo pues Biden tendrá que negociarlo en el Congreso.
Segundo,
los datos nos muestran que un mayor crecimiento en Estados Unidos no se traduce
de forma inmediata en un mayor crecimiento en México. El efecto positivo que
sin duda tendrá la expansión fiscal estadounidense no llegará a tiempo para
prevenir una primera mitad de año mala en términos de actividad económica.
Y
tercero, no será suficiente para prevenir la debilidad en el consumo -que no
desaparecerá sino hasta que la tasa de contagios baje de forma importante- y,
sobre todo, no compensará la debilidad en la inversión que ya se observaba
desde antes de la pandemia y que obedece a la incertidumbre generada por
diversas medidas de política económica.
Basta
recordar que en 2019 mientras que Estados Unidos crecía a una tasa de 2.3, la
economía de México decreció. No se debe apostar a la economía de Estados Unidos
para lograr la recuperación económica de nuestro país. Para ello es necesario
hacer las tareas que aquí tocan.
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