10/5/2022
En mis
inicios de emprendedor, tenía la necesidad de ser escuchado y recibir
retroalimentación de cómo estaba cada mes el negocio. Me sentía solo ya que mis
compañeros de universidad estaban como colaboradores en empresas corporativas,
muy pocos amigos tenían negocios más pequeños que el nuestro; en aquel entonces
no estaba afiliado a cámaras empresariales, no tenía un espacio para poder
evaluar si estaba haciendo bien o mal mi papel de gerente y además no tenía
equipo directivo propio.
Así que
decidí nombrar a dos proveedores/amigos como consejeros, cada mes les
presentaba mis estados financieros, mis planes y acciones en una cena en un
restaurante, funcionó bien al inicio, ya que no teníamos idea lo que
significaba un verdadero consejo consultivo.
Lo que sí me quedaba claro es que
quería dejar de ser un changarro (Un
changarro es un conjunto de personas apoyando al fundador a gestionar tareas,
pero sin compromiso de obtener resultados).
Existe
una falsa creencia que el emprendedor o gerente debe llevar todo el control
del negocio. Entre el quinto y décimo año de haber iniciado el negocio es el momento de
organizarlo en departamentos y, paralelamente, llevar un proceso de
profesionalización, en cualquiera de las modalidades ya sea comercial,
industrial o de servicios y además de ser micro, pequeño o mediano.
Un buen
inicio de querer profesionalizar la empresa es constituir un consejo
consultivo, bajo la tónica de que el empresario reconozca que sus habilidades son
limitadas y requiere apoyo de expertos en donde esté más débil o no tenga
conocimiento. Por lo tanto, el consejo lo debe guiar para enriquecer sus
perspectivas y resolver los problemas.
El
consejo consultivo proporciona asesoramiento al empresario sobre cómo alcanzar
objetivos estratégicos y apoyarlo en el desarrollo de su organización.
El
compromiso va en dos sentidos, el del consejo consultivo es dar a conocer:
1) Compromisos del dueño del negocio.
2) Compromisos del consejero.
Los
compromisos del dueño del negocio están en:
• Estar abierto a recibir consejos.
• Proporcionar información, sin ocultar
datos.
• Dar seguimiento y cumplimiento de las
acciones que surjan en cada sesión (una al mes).
Compromisos
del consejero.
• Mantener la confidencialidad.
• Expresar opiniones profesionales y
éticas al dueño del negocio.
• Hacer cuestionamientos que hagan
sentir incómodo al dueño del negocio.
Tú,
empresario que me lees, ¿estás decidido a transformar el negocio para que
delegues, tengas continuidad, crezcas y generes riqueza?
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