19/4/2023
El
“Green New Deal” empieza a tener efectos directos en las economías. Si bien es
prematuro evaluar y analizar la totalidad de los cambios que se están
produciendo en la reconversión productiva y energética en Estados Unidos, es
claro que ciertos sectores como el automotriz empiezan a mostrar gran
dinamismo. En este sentido, a pesar de que México no tiene una política pública
clara que apoye esta transformación o reconversión productiva, lo cierto es que
está siendo beneficiado por las iniciativas y necesidades de las empresas
privadas que apuestan por esta transformación.
La
industria automotriz en México está experimentando una transformación hacia la
producción de automóviles híbridos y eléctricos, ejemplo de ello son las
recientes inversiones anunciadas por Tesla y BMW, cuya inversión se estima
equivaldría a más de una tercera parte del total de la Inversión Extranjera
Directa que llegó al país en 2022. Adicionalmente, se espera que estas
inversiones desaten sinergias positivas para el desarrollo de proveedores, por
lo que el impacto no se limitará a las inversiones anunciadas.
Estas
inversiones pueden marcar un hito para la economía mexicana que lleve a
repensar nuevamente las potenciales oportunidades de crecimiento sostenible que
tiene el país y aprovecharlas, dado que a diferencia de otros ingresos como las
remesas cuyo efecto es limitado -prácticamente son para subsistencia de los
hogares más empobrecidos del país-, la inversión impulsa las capacidades
productivas del país y su potencial de crecimiento.
La
industria automotriz sigue siendo uno de los principales motores del sector
manufacturero. Para ponerlo en contexto, datos del Censo Económico de 2019
muestran que el subsector de Fabricación de equipo de transporte, que incluye
la fabricación de automóviles y camiones, a pesar de representar 0.1% del total
de unidades económicas, genera 10.0% del valor agregado censal bruto total y
31.4% del manufacturero y, si lo promediamos por persona ocupada, genera 2.1
veces más valor agregado que el promedio de las unidades económicas y 1.6 veces
más que el promedio del sector manufacturero. Esto implica que el subsector de
Fabricación de equipo de transporte tiene una capacidad de producir utilidades
o ganancias sobre la inversión (tasa de rentabilidad) 1.3pp mayor respecto al
total y 3.4pp con respecto a la manufactura.
En el
ámbito laboral, sin duda este tipo de empresas generan empleo formal que se
traduce en mejores condiciones laborales para los trabajadores durante su vida
productiva y su retiro. En relación a esto, clasificando a las empresas por
tamaño (basado en el número de empleados), a diferencia de la manufactura en
donde solo 0.4% de las empresas son grandes, en el subsector de Fabricación de
equipo de transporte 20.0% de las empresas son de más de 500 empleados
(grandes); en total, el subsector concentra 4.8% del personal ocupado remunerado
y 20% del personal ocupado en el sector manufacturero. En cuanto al nivel de
remuneración, los trabajadores de la industria automotriz tienen un nivel 37.7%
por arriba del promedio nacional y 9.7% con respecto a la manufactura.
Es
evidente que este sector con gran trayectoria y tradición en el país aún tiene
alto potencial de crecimiento y seguirá siendo uno de los sectores disruptivos
en el futuro; por ello, se vuelve prioritario impulsarlo y encaminar esfuerzos
para fomentar la atracción de más inversión en este tipo de sectores enfocados
en la transformación hacia energías limpias y que destacan por su alta
productividad, rentabilidad, remuneración, y baja informalidad.
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