1/5/2023
La
semana pasada se dio a conocer la inflación de la primera quincena de abril. Se
trata de un buen dato que confirma que en México el proceso desinflacionario
está en marcha. La inflación general bajó -en comparativo interanual- a 6.2%
desde el 7.1% registrado al cierre de marzo, lo cual refuerza que el dato de
8.7% observado en septiembre habría sido el pico de este ciclo inflacionario.
Desmenuzando los datos presentados por el Inegi, podemos concluir que la
inflación continuará con una tendencia a la baja.
Usualmente,
para valorar hacia dónde apuntan las tendencias de inflación de mediano plazo,
se analiza el comportamiento de la inflación subyacente que elimina los
elementos de la canasta de precios más volátiles como los bienes agropecuarios,
energéticos y las tarifas gubernamentales. La inflación subyacente había estado
mostrando importantes resistencias a la baja, lo cual explicaba que Banxico
hubiera continuado apretando la postura monetaria.
Ahora
también la inflación subyacente está disminuyendo. En marzo se ubicó en 8.1%
frente al 8.4% de febrero, mientras que en la primera quincena de abril
disminuyó todavía más a 7.7%.
En la
coyuntura de los choques a los precios causados por la pandemia, la inflación
subyacente no resultó ser tan buen indicador de las tendencias futuras del
comportamiento de los precios debido a que se dieron cambios importantes en los
patrones de consumo de las familias. Ahora que la inflación todavía está
afectada por dichos ajustes, es más útil observar como medida de tendencia a la
inflación mensual usando alguna técnica de suavización. Utilizando esta
técnica, vemos claramente que la inflación mensual tiene una tendencia definida
a la baja desde hace varios meses, pasando de niveles anualizados de más de 10%
en mayo del año pasado a cerca de 4% en marzo.
Otro
muy buen indicador de la tendencia de los precios es la inflación subyacente
fundamental calculada por Banxico que se construye con los precios de los
bienes y servicios que están más correlacionados con el ciclo económico. Esta
medida de inflación también ha comenzado a descender.
Por
otra parte, existía gran preocupación en torno a la alta inflación en
servicios, que se explicaba tanto por los mencionados cambios en patrones de
consumo como por presiones en el mercado laboral. Al respecto, la primera
quincena de abril también trajo la buena noticia de un descenso en la inflación
de servicios que, si bien sigue elevada con una tasa interanual de 5.4%, es
menor al 5.7% observado en marzo.
En
suma, los indicadores de tendencia muestran que el proceso desinflacionario ha
comenzado en México y que continuará en los siguientes meses. Por ello creo que
la inflación cerrará el año en niveles menores a 5% y me parece que
principalmente debido a que:
i) los
cuellos de botella globales que dieron lugar a un exceso de demanda en diversas
mercancías se han solucionado;
ii) las
políticas monetarias y fiscales en países avanzados se han vuelto menos laxas;
iii)
los mercados de alimentos y energía se han adaptado al choque desatado por la
invasión a Ucrania, y
iv) la
política monetaria en México ha alcanzado niveles muy restrictivos.
Esto se
ha traducido en que las expectativas de inflación de mediano plazo estén bien
ancladas: de acuerdo con Banxico éstas se ubican en 3.6%, un nivel similar al
observado antes de que comenzara el proceso inflacionario.
Ante
este panorama, el pasado jueves, tanto la gobernadora de Banxico, Victoria
Rodríguez, como el subgobernador Jonathan Heath, lanzaron señales claras de que
el ciclo de subidas ha concluido. Creo que su postura es acertada considerando
el proceso desinflacionario ya mencionado, la postura monetaria alcanzada y el
horizonte en que la política monetaria tiene sus mayores efectos. En particular
coincido en lo planteado por Heath de que hay espacio para desligarse de la
Fed, lo cual implica que se pueda pausar en mayo aun si ese mismo mes la Fed
vuelve a subir su tasa como creo que ocurrirá.
Me
parece que en los próximos meses Banxico debería comenzar a pensar en
implementar un ciclo de bajadas. Habrá más espacio para seguir desligándose de
la Fed. Sobre todo, considerando que si la postura monetaria alcanzada ya es
suficiente, como lo han sugerido Rodríguez y Heath, habría que considerar que
ésta se apretará más en la medida en que la inflación siga bajando y, con ello,
las expectativas de corto plazo.
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