8/1/2024
Los
resultados del Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) en 2022
son contundentes al señalar que existe un retroceso o estancamiento en los
conocimientos y habilidades de los estudiantes en México.
En
matemáticas, este retroceso elimina los avances observados durante el periodo
de 2003 a 2009, mientras que en lectura y ciencias permaneció prácticamente sin
cambios respecto al promedio histórico. De acuerdo con los resultados
presentados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE), el 65.8% de los estudiantes en México no son capaces de representar
matemáticamente una situación simple, y prácticamente la mitad de los
estudiantes (47%) no alcanzan niveles mínimos de competencia lectora (nivel dos
o superior); es decir, no pueden identificar y reflexionar la idea principal en
un texto.
Otro
elemento clave que revela la prueba es que el problema de aprendizaje es
generalizado, pues el nivel de conocimiento de los estudiantes, tanto de las
escuelas privadas como públicas, se encuentra por debajo de la media de los
países de la OCDE. Si bien dentro de México los resultados de las escuelas
privadas son algo mejores respecto a las públicas, el también mal desempeño de
los alumnos de escuelas privadas evidencia que el problema es estructural del
sistema educativo de México.
Dado
este escenario, que puntualiza los rezagos y desventajas en aprendizajes de los
alumnos mexicanos, es previsible que encuentren dificultades en su trayecto educativo,
lo que probablemente implique que gran parte de estos no ingresen o no puedan
concluir de manera satisfactoria sus estudios intermedios o de nivel superior,
lo que al final se traduce en una pérdida de capital humano para el país, y
probablemente terminará acentuando otro de los grandes problemas estructurales,
que es la informalidad.
Existen
múltiples análisis que demuestran que a pesar del contexto adverso de la
economía mexicana y de la educación, los retornos a la educación son positivos,
por lo que apostar a la educación no es retórica, sino una necesidad primordial
para poder transformar al país. Simplemente tomando los datos de escolaridad e
informalidad laboral de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del
tercer trimestre de 2023, se encuentra que 2.4% de trabajadores formales tienen
ingresos superiores a cinco salarios mínimos y estos tienen en promedio 15 años
o más de escolaridad, comparado con los trabajadores con ingresos de hasta un
salario mínimo que tienen 10.6 años de escolaridad y que representan 17% del
total de trabajadores.
En el
caso de los trabajadores informales, prácticamente es nulo el porcentaje que
gana más de cinco salarios mínimos con apenas 0.43%, pero estos tienen un nivel
promedio de escolaridad de 11.8 años, el cual es superior al de trabajadores
informales con ingresos de hasta 1 salario mínimo que tienen 8.5 años de
escolaridad promedio, y que en porcentaje es la gran mayoría con 46.4%. Si bien
se esperaría que el retorno a la educación fuera más alto, es un hecho que a
mayor escolaridad, mayor probabilidad de tener mejores ingresos.
Dado lo
anterior, resulta prioritario resolver los problemas del sistema educativo de
manera integral y atacar la informalidad, esto requiere de construir soluciones
en consenso, lo cual pondría a México en un plano donde pueda configurar una
economía mexicana sólida, con generación de empleos en sectores de alta productividad
y mayor remuneración.
La
solución no es sencilla, pero de no atender estos rezagos el país estará
perpetuando la desigualdad y condiciones de pobreza de gran parte de la
población.
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